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Perú concentra veinte mil años de historia en el vasto catálogo de tesoros arqueológicos que componen su territorio, una riqueza que lo ha hecho merecedor del título de “corazón de las grandes civilizaciones de América del Sur”. Y aunque sus majestuosos Andes son mundialmente famosos por haber albergado la capital del imperio Incaico y maravillosas ciudades de esta civilización -como Machu Picchu-, pocos saben que la costa peruana también fue cuna de algunas de las culturas prehispánicas más significativas de América del Sur. Gracias a su legado hemos podido descubrir el nivel de desarrollo que alcanzaron las antiguas civilizaciones peruanas, tanto desde el punto de vista arquitectónico como desde el plano organizacional.
Una de los ejemplos más destacados fue la cultura Moche, desarrollada en la zona del norte del litoral peruano entre el 200 a. C. y el 600 d. C. Hoy, como tributo a su importante legado, su nombre se utiliza para referirse a una de las rutas turísticas más importantes del norte peruano: la Ruta Moche. Este recorrido es incluye ciudades y pueblos llenos de historia y de una riqueza arqueológica inigualable: recorrerla implica una inmersión en una de las culturas más importantes que se asentaron en el norte de Perú. Asimismo, la Ruta Moche se caracteriza por la alta concentración de sitios arqueológicos de gran valor, reflejo de las tradiciones, de las creencias, de la identidad cultural y del modo de vida de un pueblo altamente religioso que edificó impresionantes templos piramidales en los que destaca su gran creatividad.
El descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, en 1987, representó un importante hito en la escena arqueológica mundial y del continente americano; en particular porque, por primera vez, se encontraba intacto el mausoleo de un soberano anterior a los Incas. Además, este hallazgo significaba el enterramiento más rico de América, un hito de la magnitud de otros grandes descubrimientos del siglo XX, como los Guerreros de Xian, en China, o la tumba de Tutankamón, en Egipto.
En la provincia de Lambayeque, ubicada en el norte del Perú, específicamente en la zona arqueológica de Huaca Rajada, un equipo de arqueólogos dirigidos por Walter Alva llegó hasta la eterna morada de un antiguo gobernante preínca de la cultura Moche, quien había sido enterrado con todas sus riquezas y símbolos de mando.
Los estudios realizados develaron que el Señor de Sipán había muerto hacía 1770 años y había sido un soberano que se acercaba a la categoría de semi dios. Los análisis determinaron que vivió aproximadamente cuarenta años y que fue enterrado tras complejos rituales y sacrificios. Además, en su tumba se hallaron un total de 600 piezas de oro, plata y piedras preciosas y junto a su féretro se encontraron los ataúdes de siete guardianes y tres mujeres jóvenes, la osamenta de un niño y los esqueletos de dos llamas y un perro.
Poco después del hallazgo de la tumba principal, Walter Alva y su equipo encontraron dos tumbas más: la del Sacerdote y la del Viejo Señor de Sipán, sellando así un evento sin precedentes en los descubrimientos arqueológicos.
Más de dos décadas después, los trabajos de excavación continúan en el sitio con nuevos descubrimientos que han permitido a los arqueólogos e historiadores reconstruir una parte desconocida de la impresionante cultura que durante siglos dominó gran parte del norte peruano.
Ante la importancia de este descubrimiento y la necesidad de albergar adecuadamente los tesoros de Sipán, Walter Alva impulsó la construcción del museo Tumbas Reales de Sipán, que fue inaugurado en el año 2002. Su diseño está inspirado en las antiguas pirámides truncas de la civilización Moche y custodia en su interior más de dos mil piezas de oro.
Se ubica a 10 minutos en auto desde la ciudad de Chiclayo. Un poco más lejos se puede visitar el Complejo Arqueológico de Huaca Rajada, escenario del descubrimiento, donde siguen las excavaciones.
Gracias a la repercusión mundial de este descubrimiento, la fama del Señor de Sipán dio la vuelta al mundo, convirtiendo a la región de Lambayeque en uno de los centros de turismo cultural más importantes del Perú y al museo del Señor de Sipán en uno de los más importantes de América.